Una de mis obras literarias favoritas:
«¡No sé en qué fecha estamos!», dijo. «No sé cuanto tiempo he estado con los espíritus. No sé nada. Estoy como un niño. Qué más da. No me importa. Es mejor ser como un niño. ¡Hola! ¡Yuppy! ¡Hola eh!»
Su paroxismo fue moderado por los repiques de campanas de iglesia más fragorosos que había escuchado en toda su vida. ¡Tilín, talán, ding, dong, tilín, tolón! ¡Ah, glorioso, glorioso!
Corrió a la ventana, la abrió y asomó la cabeza. Ni bruma, ni niebla; claro, despejado, alegre, estimulante, frío; frío como el sonido de una gaita que invita a la sangre a bailar. Sol dorado, cielo azul, dulce aire fresco, alegres campanadas. ¡Ah, glorioso, glorioso!
«¿Qué día es hoy?», gritó Scrooge a un chico que estaba abajo muy endomingado y que tal vez deambulaba por allí para fisgarle.
«¿Qué?», respondió el chico con el mayor asombro.
«Qué día es hoy, amiguito?», preguntó Scrooge.
«¡Hoy!», respondió el muchacho. «Bueno, NAVIDAD.»
«¡Es el día de Navidad!», dijo Scrooge hablando consigo mismo. «No me lo he perdido. Los espíritus lo hicieron todo en una sola noche. Pueden hacer lo que quieran. Naturalmente. Claro que pueden.»
***
Su propio corazón reía y con eso le bastaba.
No volvió a tener trato con aparecidos, pero en adelante vivió bajo el Principio de Abstinencia Total y siempre se dijo de él que sabía mantener el espíritu de la Navidad como nadie. ¡Ojalá se pueda decir lo mismo de nosotros, de todos nosotros! Y así, como dijo Tiny Tim, ¡que Dios nos bendiga a todos, a cada uno de nosostros!
No volvió a tener trato con aparecidos, pero en adelante vivió bajo el Principio de Abstinencia Total y siempre se dijo de él que sabía mantener el espíritu de la Navidad como nadie. ¡Ojalá se pueda decir lo mismo de nosotros, de todos nosotros! Y así, como dijo Tiny Tim, ¡que Dios nos bendiga a todos, a cada uno de nosostros!
No hay comentarios:
Publicar un comentario